La Unidad que Produce el Evangelio (Romanos 1:8-15)

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El evangelio nos une como el pueblo redimido de Dios.

Una de las metas fundamentales de los hijos de Dios es dar testimonio del evangelio, por medio de la unidad que disfrutan y procuran en Cristo. Por eso el Señor Jesucristo dijo en su oración al Padre:

“La gloria que me diste les he dado, para que sean uno, así como Nosotros somos uno: Yo en ellos, y Tú en Mí, para que sean perfeccionados en unidad, para que el mundo sepaque Tú me enviaste, y que los amaste tal como me has amado a Mí.” (Juan 17:23-24)

Sin embargo, el mundo (incluidos muchos cristianos) viven sus vidas exaltando la individualidad. Incluso respecto a cosas espirituales, muchos hablan de un “trato personal con Dios” en el cual cada quien es responsable de sí mismo. La relación con Dios es completamente individual. Pero el hecho de que esta manera de pensar sea normal no quiere decir que sea correcta. Y en Romanos 1:8-15 podemos ver cómo el apóstol Pablo destaca la unidad que produce el evangelio.

Algunos datos importantes sobre Romanos

  • La carta fue escrita por el apóstol Pablo, probablemente desde la ciudad de Corinto, entre los años 56 al 58 d.C. aproximadamente.
  • Los destinatarios de la carta son los cristianos en la ciudad de Roma. Esta iglesia estaba compuesta tanto por creyentes gentiles como judíos.
  • La iglesia en Roma no fue fundada por Pablo, sino por un grupo de creyentes que llevaron el evangelio y se establecieron en Roma años antes.
  • El propósito principal de la carta es explicar el evangelio (capítulos 1-11) y aplicarlo a la vida de los creyentes (capítulos 12-16).

Contexto de Romanos 1:8-15

Los primeros 17 versículos de romanos constituyen la introducción general a la carta. Esta introducción se puede dividir en tres partes.

  1. El saludo en los versículos 1-7 (Leer el estudio)
  2. La oración de Pablo por los creyentes romanos en los versículos 8-15.
  3. Una expresión del tema central de la carta en los versículos 16-17.

Los versículos 8 al 15 constituyen el relato de Pablo de aquellas cosas por las que él oraba en relación con los cristianos en la ciudad de Roma. Pablo expresa su unidad con los romanos, a la vez que ora por ellos, personas que no conoce. Esto solo es posible mediante el evangelio que une a los cristianos como el pueblo redimido del Señor.

Explicación de Romanos 1:8-15

En estos versículos, el apóstol Pablo expresa dos cosas importantes:

  1. Su agradecimiento a Dios por los romanos y su fe (v. 8)
  2. Su intención (petición) de visitarlos pronto (v. 9-15).

1. Agradecimiento (v. 8)

En este versículo, Pablo da gracias a Dios por medio de Jesucristo:

En primer lugar, doy gracias a mi Dios por medio de Jesucristo por todos ustedes, porque por todo el mundo se habla de su fe. (Ro. 1:8 NBLA)

El apóstol reconoce que, al orar, los cristianos deben hacerlo “por medio de Jesucristo”, ya que él es el único medio por el cual las oraciones de los creyentes pueden ser escuchadas y atendidas por el Padre. La comunicación y relación entre Dios y los seres humanos pecadores tienen un Mediador perfecto: El Señor Jesucristo.

A continuación, Pablo da gracias a Dios por dos cosas:

a) Por los romanos (v. 8a)

Pablo se identifica tanto con la misión eterna de Dios, que da gracias al Señor cuando sabe que en alguna ciudad hay personas que han sido alcanzadas por el evangelio. No importa si estos cristianos fueron “engendrados” por su ministerio. De hecho, Pablo ni siquiera conocía a la mayoría de creyentes en Roma. Los fundadores más probables de la iglesia en Roma fueron un grupo de forasteros romanos que estaban en Jerusalén el día de Pentecostés, de acuerdo a Hechos 2:10. Sin embargo, eso no le impide orar por aquellos que, aun sin conocerlos, comparten la misma fe y han recibido la misma gracia que perdona a los pecadores, por medio del sacrificio de Cristo.

b) Porque su fe es notoria (v. 8b)

La ciudad de Roma era la capital del Imperio Romano y un centro clave de poder e influencia. Lo que ocurría allí solía extenderse con rapidez a muchas otras regiones del imperio. Por eso, cuando Pablo dice que la fe de los creyentes en Roma era conocida en todo el mundo, probablemente se refiere a que su testimonio había llegado a ser reconocido en numerosas comunidades cristianas del Imperio.

Esto sin duda causaba gozo entre los demás cristianos. Celebraban el hecho de que el evangelio estuviera causando frutos de salvación en la ciudad más importante y a la vez más perdida del imperio. Los creyentes celebraban la victoria de la gracia de Dios en el mundo. No eran indiferentes, sino que se regocijaban cuando el evangelio llegaba a más y más lugares, y especialmente a Roma, desde donde el mensaje de salvación por medio de Cristo podría expandirse mucho más.

2. Petición (vv. 9-15)

Luego de su expresión de gratitud, Pablo pasa a hablar de su petición a Dios, para que él le conceda, según su voluntad, el ir a visitarlos:

Pues Dios, a quien sirvo en mi espíritu en la predicación del evangelio de Su Hijo, me es testigo de cómo sin cesar hago mención de ustedes siempre en mis oraciones, implorando que ahora, al fin, por la voluntad de Dios, logre ir a ustedes. (Ro. 1:9-10)

Para el apóstol es importante que los creyentes en Roma sepan que él ora por ellos. Por eso, llama de testigo a Dios mismo, quien le conoce perfectamente, y a quien sirve en la predicación del evangelio.

Aun siendo el apóstol a los gentiles, Pablo nunca les había visitado. Sin embargo, quiere que sepan que ellos están presentes en sus oraciones y planes ministeriales. Esto demuestra la intensidad del amor que Pablo siente por los creyentes en Roma, a pesar de no conocerlos personalmente. Quiere que los creyentes romanos no se sientan abandonados o hechos a un lado y ora constantemente que Dios le permita visitarlos.

En los siguientes versículos, Pablo habla de por lo menos cuatro razones que tenía para querer visitar a los creyentes en la ciudad de Roma.

a) Conocerlos y fortalecer su fe (v. 11)

Es claro que Pablo no conocía a los creyentes en Roma; por tanto, él quería verlos personalmente:

Porque anhelo verlos para impartirles algún don espiritual, a fin de que sean confirmados (Ro. 1:11)

Esto le causaría gozo a Pablo y a los romanos. Ahora bien, Pablo no solo quería verlos, sino compartir alguno de sus dones espirituales con ellos, a fin de fortalecer su fe. No se trata de impartirles una infusión sobrenatural de “dones”. Pablo quiere poner los dones o habilidades que ha recibido del Espíritu al servicio de los creyentes en Roma. Lo más probable es que él se refiera a la enseñanza. Mediante su enseñanza, los romanos tendrían la oportunidad de crecer en su comprensión del evangelio y ser fortalecidos.

b) Recibir fortaleza de ellos (v. 12)

Aunque Pablo era el gran apóstol de Jesucristo y el más grande misionero que encontramos en el Nuevo Testamento, él reconoce que quiere y necesita ser confortado y fortalecido por los otros creyentes:

… es decir, para que cuando esté entre ustedes nos confortemos mutuamente, cada uno por la fe del otro, tanto la de ustedes como la mía. (Ro. 1:12)

En su mente, no existe el ministro, pastor o líder perfecto que nunca necesita nada de sus seguidores. Es lo suficientemente humilde como para pedirle a Dios que le permita ir a Roma para recibir fortaleza y bendición espiritual de los otros creyentes. Reconoce que él no tiene todas las habilidades que componen al cuerpo de Cristo. Sabe que en Roma, como en todas las demás iglesias, los hermanos han sido dotados de habilidades que pueden poner al servicio de los demás y confirmar y consolidar su fe (Ro. 12:6-8).

c) Recoger algún fruto de ellos (v. 13)

A continuación, Pablo reafirma su deseo de visitar a los romanos y el propósito que le mueve a desear estar con ellos:

Y no quiero que ignoren, hermanos, que con frecuencia he hecho planes para ir a visitarlos, pero hasta ahora me he visto impedido, a fin de obtener algún fruto también entre ustedes, así como entre los demás gentiles. (Ro. 1:13)

Pablo quiere que haya más personas alcanzadas por el evangelio. Y no quiere quedarse viendo desde lejos cómo los romanos llevan a cabo su misión, sino que quiere participar con ellos en la predicación del evangelio para ver sus frutos. Se ha propuesto visitarles muchas veces. Sus planes siempre fueron llegar a Roma para fortalecer a las iglesias, pero hasta ese momento había sido impedido. Sin embargo, él siempre quiso ver cómo el evangelio producía frutos entre los romanos.

A los colosenses, Pablo les escribió lo siguiente:

“Esa misma Buena Noticia que llegó a ustedes ahora corre por todo el mundo. Da fruto en todas partes mediante el cambio de vida que produce, así como les cambió la vida a ustedes desde el día que oyeron y entendieron por primera vez la verdad de la maravillosa gracia de Dios” (Col. 1:6, NTV).

Pablo sabe que el evangelio es un mensaje eficaz que produce frutos, y él quiere proclamarlo para verlo fructificar en Roma aún más de lo que ya lo ha estado haciendo.

d) Anunciarles el evangelio (v. 14-15)

Pablo entendía su llamado a predicar el evangelio como una deuda que tenía para con todos:

Tengo obligación tanto para con los griegos como para con los bárbaros, para con los sabios como para con los ignorantes. Así que, por mi parte, ansioso estoy de anunciar el evangelio también a ustedes que están en Roma. (Ro. 1:14-15)

Pablo tenía una deuda delante de Dios. Lo más urgente para él era predicar el evangelio; esa era la razón principal de su vida: que Cristo fuera conocido por todas las personas. Por eso dice que él es deudor a todas las personas. Sin importar su clase social, su nacionalidad, ni su raza, él sentía una obligación o una deuda de anunciarles el evangelio.

Por eso en el versículo 15 dice que Pablo estaba pronto, dispuesto, ansioso de anunciar el evangelio a los que estaban en Roma. Sabe que el anuncio constante del evangelio confirma la fe de los creyentes y les anima a continuar y avanzar espiritualmente. Aunque lo principal es alcanzar a otros, los romanos también necesitan escuchar el evangelio explicado detenidamente. Por eso Pablo dedica toda la carta para explicar y aplicar el evangelio.

Aplicación a la vida

Al ver estos versículos como un todo, encontramos que Pablo está unido a los creyentes por una sola razón: El evangelio. El mismo evangelio que lo alcanzó a él es el que los alcanzó a ellos y los ha unido como un solo cuerpo en Cristo. Es el mismo evangelio que nos ha salvado a nosotros también, así que aquí hay algunas aplicaciones para nuestra vida:

  • Necesitamos aprender a dar gracias a Dios por aquellos hermanos que son alcanzados por el evangelio, aun si no fueron alcanzados por algo que nosotros hicimos.
  • Todos deberíamos buscar oportunidades para disfrutar la comunión con nuestros hermanos. Especialmente en el contexto de la iglesia local (congregarnos).
  • Debemos buscar oportunidades para fortalecer la fe de otros mediante nuestros dones espirituales y tener la humildad para aceptar que también necesitamos de otros para recibir fortaleza en nuestra fe.
  • Nosotros también somos deudores con los que no conocen al Señor. Hemos recibido la encomienda de anunciar el evangelio a toda criatura, y necesitamos cumplirla para honrar a Dios con nuestra obediencia.

Oración

Padre, gracias por la unidad que produce el evangelio. Ayúdanos a ser conscientes de ella, a procurarla y a disfrutarla cada día. En Cristo Jesús, amén.


Este estudio fue escrito originalmente en junio de 2019.

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Diego Portillo
Diego Portillo

Diego es miembro de Iglesia Bíblica de la Gracia en Ahuachapán, El Salvador, donde sirve en la música. Posee una Licenciatura en Idioma Inglés (Opción Enseñanza) por la Universidad de El Salvador y una Maestría en Estudios Teológicos por el MINTS International Seminary.