4 Principios para Servir en el Ministerio de Alabanza de tu Iglesia Local

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Durante los últimos 15 años, el Señor me ha permitido servir en el ministerio de alabanza de las congregaciones de las que he sido parte. Y como sabrás, 15 años son suficientes para cometer muchísimos errores. Estos errores, a la vez, nos llevan a grandes aprendizajes.

Por eso, en este artículo quiero compartirte 4 principios bíblicos para servir en el ministerio de alabanza de tu iglesia local. No los comparto como alguien que lo sabe todo, sino como alguien que ha cometido muchos errores (y los sigue cometiendo en estas mismas cosas… incluso tantos años después). Espero te sirvan muchísimo.

1- Sé humilde

Cuando formamos parte del equipo de la música en una congregación, enfrentamos la tentación de ser egoístas y vanidosos.

Considera lo que dice Filipenses 2:3-4:

No hagan nada por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de ustedes considere al otro como más importante que a sí mismo, no buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás.

Filipenses 2:3-4

Podemos ser egoístas cuando vemos la pertenencia al ministerio de alabanza como algo exclusivo, reservado para un grupo selecto. Sin embargo, debemos reflexionar en que, tal como el Señor nos ha dotado de dones y talentos para servir a la iglesia, así ha dotado y dotará a otros hermanos dentro de la congregación.

Cuando sirvas a tus hermanos por medio de tus talentos musicales, siempre piensa que uno de ellos podría ser el próximo en ocupar tu puesto en el servicio al Señor. Y cuando ese momento llegue, pídele al Señor que te permita cederlo alegremente.

Podemos ser vanidosos cuando vemos el ministerio de alabanza como un medio para hacernos una imagen propia dentro de la congregación. A todos nos gusta que se reconozca nuestro trabajo, y de alguna manera, siempre ligamos nuestra identidad a las cosas que hacemos. Ninguna de estas cosas es mala, siempre y cuando no nos lleven la vanidad de creer que somos más que los demás.

Cuando nos envanecemos, ya no servimos por amor al Señor, sino por amor a nuestra propia imagen. Eso es un camino seguro al fracaso. Haremos bien, entonces, si con humildad consideramos a los demás como superiores a nosotros mismos.

La iglesia y su alabanza al Señor importan. El Señor se agrada de escucharla cantar con alegría, y más si es con un bello acompañamiento musical. La próxima vez que toques, mira el instrumento que tienes en tus manos y considérate a ti mismo un instrumento en las manos del Señor para acompañar la música de su pueblo. Esa es una manera de considerar las necesidades y los intereses del Cuerpo de Cristo como más importantes que los tuyos propios.

2- Aprende a trabajar en equipo

A menos que seas el único músico de tu congregación, necesitarás aprender a trabajar en equipo para servir en el ministerio de alabanza.

Por definición, la música es el arte de combinar los sonidos de la voz humana y/o de los instrumentos (RAE). La palabra importante aquí es «combinación».

De la misma manera que combinamos sonidos, debemos combinar una serie de elementos más para que el ministerio de alabanza funcione correctamente.

Considera la enseñanza general de estos pasajes:

Más valen dos que uno solo, pues tienen mejor pago por su trabajo.

Eclesiastés 4:9

Esto lo saben, mis amados hermanos. Pero que cada uno sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para la ira; pues la ira del hombre no obra la justicia de Dios.

Santiago 1:19-20

Para trabajar en equipo, necesitamos disposición y humildad. Disposición, para ocupar el lugar que se nos asigne o el lugar en el que sirvamos mejor. Humildad, para escuchar a nuestros compañeros de ministerio y atender a sus opiniones.

Recuerda que el ministerio de alabanza no se compone de llaneros solitarios, sino de miembros del Cuerpo de Cristo que buscan la unidad y el trabajo en equipo para lograr los fines del Señor.

Por ejemplo, en mi iglesia local, hubo un tiempo en que nos repartíamos la elaboración de las diapositivas / presentaciones de las letras de las canciones. Una persona las hacía cada semana. Además, recolectábamos fondos para gastos del ministerio de alabanza, vendiendo botellas con agua afuera de la iglesia. Para esto también nos turnábamos en proveer el agua para que se vendiera. Esto era parte del trabajo en equipo en el que todos debíamos participar.

Te animo a no verte a ti mismo como la estrella del ministerio de alabanza, ni como alguien que solo toca y cumple su labor con eso simplemente. Involúcrate con la dinámica de trabajo del ministerio de alabanza; aprende a trabajar en equipo para el bien del ministerio, la iglesia, y la gloria de Dios.

3- Busca la excelencia en lo que haces

En mis años de servicio al Señor, he escuchado a muchísimos hermanos decir algo como: «No he ensayado, pero no hay problema porque es para el Señor.»

La implicación de esta frase es que el Señor aceptará nuestro servicio. Esto es cierto de alguna manera. Pero este pensamiento no debe usarse como una excusa para no cumplir con nuestra labor de prepararnos, escuchar las canciones y aprenderlas antes del ensayo o (en última instancia) durante el mismo.

Considera algunos llamados a la excelencia que la Biblia nos hace:

Todo lo que hagan, háganlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibirán la recompensa de la herencia. Es a Cristo el Señor a quien sirven.

Colosenses 3:23-24

Cántenle una canción nueva; toquen con destreza, y den voces de alegría.

Salmos 33:3, Nueva Versión Internacional

Todos ellos junto con sus familias estaban capacitados para tocar música delante del Señor, y todos—doscientos ochenta y ocho en total—eran músicos por excelencia.

1 Crónicas 25:7, Nueva Traducción Viviente

Cumplir tu labor con excelencia es respetar el trabajo de tus compañeros de ministerio, servir genuinamente a tu iglesia local, y glorificar el nombre de Dios de manera integral.

Por eso, debemos buscar continuamente mejorar en nuestra ejecución musical. Esto no necesariamente implica que debemos ser músicos virtuosos, músicos de carrera. Lo que implica es que necesitamos entender la importancia de la responsabilidad personal, como un aporte a la dinámica del ministerio musical de la iglesia. Hacer esto, nos impulsará a buscar aprender constantemente para servir al Señor con excelencia.

Tengo un querido amigo al que de pequeño le llamaban Nobita, por la serie infantil Doraemon. (Seguramente se sentirá más cómodo de que no mencione su nombre real). El punto es que, cuando pienso en una persona que busca la excelencia en lo que hace para el ministerio musical, él es la primera persona en quien pienso. Su testimonio es el de una persona que no se cansa de aprender y ensayar. Ojalá muchos fuéramos así. La excelencia de nuestro servicio sería evidente, porque nuestra ejecución musical sería notable.

4- Adora también

Es cierto. Tocar un instrumento, prepararnos durante la semana para hacerlo bien, escuchar y aprendernos las canciones, también son formas de adoración. Pero no me refiero a eso, sino a la postura de nuestro corazón al momento de celebrar culto público al Señor. Necesitamos considerarnos como parte activa del culto completo, no solo al momento de la música.

Si me permites hacer una confesión, podría decirte que este es el principio que más me cuesta a mí. Más que animarte a hacerlo (aunque también escribo por eso), una de las razones para incluir este principio es recordarme a mí mismo que debo aprender a adorar al Señor conscientemente.

Cuando estamos tocando un instrumento, es difícil cerrar nuestros ojos o adoptar una actitud distinta, ya que estamos enfocados en tocar bien. En eso estamos adorando al Señor. Sin embargo, considero apropiado que, al menos en nuestra mente, tengamos presente que lo que estamos haciendo es una ofrenda de adoración al Señor.

Eso le dará un sentido importante a lo que estamos haciendo, y alineará nuestro corazón con el resto de la congregación para adorar al Señor.

Cuando no estamos tocando, es importante que aprendamos a participar del culto: aprovechar las lecturas de la Biblia, saludar a los hermanos que se nos acercan, escuchar activamente la predicación de la Palabra de Dios, tener una actitud de respeto al culto. Esto nos hace parte del culto, porque permitimos que otros hermanos nos sirvan con sus dones y talentos, de la misma manera que nosotros les servimos a ellos con los nuestros.

¡No te canses de servir en el ministerio de alabanza!

Al escribir estas últimas líneas, no puedo evitar recordar los momentos duros que todos tenemos que pasar al servir en el ministerio de alabanza (o en otros ministerios). Por eso quise hablar de «principios». Aunque contienen una enseñanza general, su aplicación es abierta y flexible a los distintos contextos en los que servimos.

Tú conoces la realidad de tu iglesia local. Sabes si tu iglesia cuenta con un ministerio de alabanza como tal; si estás trabajando solo por el momento y sueñas con tener un grupo de músicos algún día; si estás dedicando tiempo extra a enseñar a niños que un día serán músicos en tu iglesia local; si careces de un buen instrumento… y un largo etcétera.

Pero no quiero cerrar este artículo sin recordarte algo que consuele tu corazón: El Señor te mira servir en el ministerio de alabanza y toma en cuenta cada esfuerzo que haces.

Por tanto, mis amados hermanos, estén firmes, constantes, abundando siempre en la obra del Señor, sabiendo que su trabajo en el Señor no es en vano.

1 Corintios 15.58

Que estas palabras te animen a la firmeza, la constancia, y el progreso en la obra del Señor; y te recuerden que tu trabajo en el Señor no es en vano.


Nota: Este artículo fue escrito originalmente en septiembre de 2023.

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Diego Portillo
Diego Portillo

Diego es miembro de Iglesia Bíblica de la Gracia en Ahuachapán, El Salvador, donde sirve en la música. Posee una Licenciatura en Idioma Inglés (Opción Enseñanza) por la Universidad de El Salvador y una Maestría en Estudios Teológicos por el MINTS International Seminary.