El Evangelio de Dios (Romanos 1:1-7)

Si hay un libro que todo cristiano debe conocer, al menos de manera general, Romanos es uno de los candidatos más fuertes. Esta carta nos muestra las grandes doctrinas fundamentales de la fe cristiana y nos muestra cómo vivir en el mundo a raíz de esas verdades.
Como un ejemplo de la gran importancia que la carta tiene para todos los cristianos, podemos tomar las palabras del reformador Martín Lutero, quien alguna vez dijo lo siguiente:
“La Epístola a los Romanos es el libro principal del Nuevo Testamento y el más puro evangelio, tan valioso que un cristiano no solo debiera saber de memoria cada palabra, sino que también debiera llevarlo consigo como el pan cotidiano de su alma.”
Además de Lutero, muchos cristianos en la historia de la iglesia fueron transformados al estudiar la carta del apóstol Pablo a los Romanos. Podemos preguntarnos: ¿por qué es Romanos un libro poderoso para transformar a sus lectores? Y la respuesta es que el tema central de la carta es el evangelio de Dios. Y este evangelio es el mensaje central del cristianismo bíblico.
El evangelio es el único mensaje que promete ser poder de Dios para la salvación de todos los que creen en él (1:16). Y Pablo se dedica a profundizar en el evangelio a lo largo de toda la carta. Por tanto, nosotros también podemos ser transformados completamente al estudiar esta importante carta. Es por esa razón que dedicaremos un tiempo al estudio de Romanos.
Contenido de este artículo
Generalidades de la carta a los Romanos
Aquí hay algunos datos generales de la carta a los Romanos que han sido mayormente sostenidos por los estudiosos:
- Autor: El apóstol Pablo
- Fecha aproximada: Escrita en el año 57 d.C.
- Lugar de escritura: Corinto
- Destinatarios: Cristianos en la ciudad de Roma. Esta iglesia estaba compuesta tanto por creyentes gentiles como judíos. No fue plantada por Pablo, sino por un grupo de creyentes que llevaron el evangelio y se establecieron en Roma años antes.
- Propósito: Explicar el evangelio (Romanos 1-11) y aplicarlo a la vida de los creyentes (Romanos 12-16).
Contexto de Romanos 1:1-7
Los primeros 17 versículos constituyen la introducción general a la carta.
Esta introducción se puede dividir en tres partes.
- Saludo (Romanos 1:1-7)
- Oración (Romanos 1:8-15)
- Tema central de la carta (Romanos 1:16-17)
Contenido de Romanos 1:1-7
Como todas las cartas del primer siglo, Romanos incluye un saludo con tres elementos: el remitente (1:1), los destinatarios (1:7a) y el saludo (1:7b).
También incluye un paréntesis amplio entre el autor y los destinatarios en los versículos 2-6. En estos versículos, Pablo habla sobre el evangelio de Dios. Y con esto demuestra desde el principio que el tema más importante que él quiere tratar a lo largo de la carta es el evangelio.
Estudio de Romanos 1:1-7
En Romanos 1:1-7, encontramos lo siguiente:
- El predicador del evangelio
- La antigüedad y la fuente del evangelio
- El tema central del evangelio
- La meta del evangelio
- Los destinatarios del evangelio
- Las bendiciones del evangelio
Consideremos cada elemento:
1. El predicador del evangelio (v. 1)
Lo primero que Pablo hace es presentarse a sí mismo, mencionando las características que considera más importantes sobre su persona. En este versículo, el apóstol Pablo presenta su identidad, su llamado, y su misión.
a) Su identidad: siervo de Jesucristo
En su vida pasada, el apóstol Pablo fue un perseguidor de la iglesia, pero el Señor lo convirtió en el más grande misionero del Nuevo Testamento. Aunque eso sucedió, Pablo sabe que lo que realmente lo identifica es el hecho de que es un “siervo de Jesucristo”.
La cultura romana veía la esclavitud como un servicio involuntario y pesado; Pablo se complace en presentarse como un siervo o esclavo de Jesucristo. Pablo reconoce que tiene un Señor al cual debe y quiere ser obediente. Esa es su identidad.
b) Su llamado: un apóstol
En el primer siglo había personas que clamaban ser apóstoles, aunque no lo eran en realidad. Por eso el Señor Jesucristo felicita de alguna manera a la iglesia de Éfeso porque había probado a los que decían ser apóstoles y no lo eran (Ap. 2:2).
Otra manera de entender la frase “llamado a ser apóstol” sería “apóstol por llamamiento”. La palabra apóstol significa “uno que es enviado”. Un apóstol de Jesucristo era alguien que había sido enviado con la autoridad del que lo enviaba para hablar en su nombre.
Para ser un apóstol conforme al Nuevo Testamento, un hombre debía ser comisionado directamente por el Señor Jesucristo. No hay apóstoles después de Pablo, porque Pablo fue al último al que Cristo se le apareció y lo comisionó para cumplir una misión específica (1 Cor. 15:8-10).
En un sentido, todos los cristianos son enviados al mundo para hacer discípulos (Mt. 28:18-20). Pero el oficio de apóstol es muy distinto de este llamado general a todos los creyentes. Los apóstoles son las personas a las que el Señor comisionó personalmente como tales; incluso el apóstol Pablo recibió esa comisión del Señor resucitado (Hch. 26:12-18).
c) Su misión: predicar el evangelio
Pablo comprende que tiene una misión, y esa misión es la predicación del evangelio. Para él, la tarea de anunciar el evangelio es el oficio específico al que el Señor le había enviado (1 Cor. 1:17).
Si Pablo era algo, era un predicador. No era alguien enviado a hacer milagros ni a bautizar personas, aunque estas fueran cosas buenas y cosas que él como apóstol hubiera podido hacer.
Pablo es un predicador diligente que anuncia el evangelio por obediencia a su Señor y con la autoridad apostólica que el Señor le dio. A continuación, Pablo pasa a hablar de ese “evangelio de Dios” que ha sido enviado a predicar.
2. La antigüedad y la fuente del evangelio (v. 2)
En este versículo, Pablo parece cuidarse de cualquier malentendido que sus lectores pudieran tener sobre el mensaje que él les va a enseñar en la carta, el cual ellos ya han oído por aquellos que les predicaron el evangelio inicialmente. Y aun si este no es el caso, Pablo muestra la antigüedad y la fuente del evangelio que él predica.
a) La antigüedad del evangelio
Pablo dice que su evangelio fue anunciado “antes” por Dios. El pastor John MacArthur escribe sobre esto:
“Los antagonistas judíos de Pablo lo acusaron de predicar un mensaje nuevo y revolucionario que no tenía relación alguna con el judaísmo, pero el Antiguo Testamento está repleto de profecías acerca de Cristo y el evangelio”.
Es importante tomar en cuenta que muchos de los lectores de Pablo eran judíos, y Pablo escribe esto con ellos en mente. Está diciendo que el evangelio que él anuncia no es nada nuevo, sino el mismo mensaje que Dios ha declarado desde el tiempo antiguo a su pueblo: el mensaje de salvación de la condenación del pecado por medio de Jesucristo (Gn. 3:15; Is. 53).
b) La fuente del evangelio
Pablo dice que el evangelio fue anunciado por Dios desde el tiempo antiguo, que este anuncio se hizo por medio de “los profetas”, y que tal anuncio quedó registrado “en las Santas Escrituras”.
Las Santas Escrituras a las que Pablo se refiere aquí y en 2 Timoteo 3:15 son las del Antiguo Testamento. Dice que el evangelio no es un mensaje nuevo, sino el mismo mensaje antiguo que Dios quiso anunciar a su pueblo en el Antiguo Testamento por medio de sus profetas.
3. El tema del evangelio (vv. 3-5a)
Las buenas noticias, o evangelio, que Pablo fue enviado a predicar, no son noticias vacías, sino noticias con contenido. Tampoco son noticias que se puedan modificar, sino noticias que tienen un tema específico y estricto.
Estas buenas noticias tratan de una Persona: el Hijo de Dios, nuestro Señor Jesucristo.
Es un poco difícil tratar estos versículos en un orden lógico, como en el caso del primer versículo 1. Por eso, veremos las verdades que estos revean sobre el Hijo de Dios, quien es el tema central del evangelio de Pablo.
a) Jesucristo es un ser humano
Pablo da fe de la humanidad del Hijo de Dios en la frase “según la carne”. Juan dice que el Verbo, que existió desde antes de la fundación del mundo y que era Dios, se hizo carne (Jn. 1:1, 14).
Esto es importante porque, al ser humano, Jesucristo podía ser el sustituto de los seres humanos y llevar sus pecados en la cruz. Y la Biblia es clara en afirmar que él es un ser humano, aunque nunca pecó (He. 4:15).
b) Jesucristo es el Mesías prometido
Jesús es un ser humano, pero no cualquier ser humano. Jesús es el Rey prometido en el Antiguo Testamento al Rey David (2 S. 7:12-13).
Al relacionar a Jesús con el linaje de David, Pablo está diciendo que él es el cumplimiento de las promesas del Antiguo Testamento. Los lectores judíos esperaban a un Rey, y Jesús es ese rey, y el evangelio trata sobre él y su reino inaugurado en su primera venida, el cual será consumado en su segunda venida.
c) Jesucristo es el Salvador
Además de ser el Rey prometido, Jesús vino para salvar a su pueblo del pecado y la condenación que este trae. En el Antiguo Testamento no solo se promete un Rey, sino un Salvador (Gn. 3:15).
Por eso, el apóstol Pablo habla de que Jesús estuvo en algún momento “entre los muertos”. Por medio de su muerte, el Señor Jesucristo pagó la deuda o la ofensa que los seres humanos han hecho al Dios tres veces santo. Por causa de esos pecados es que él tuvo que sufrir y morir. Solo su sacrificio es perfecto y suficiente para redimir a los pecadores.
d) Jesucristo es Dios
Aunque tuvo que morir por los pecados de los seres humanos, Jesucristo no permaneció muerto, sino que fue resucitado al tercer día, tal como las Escrituras del Antiguo Testamento habían anunciado (Os. 6:2).
Si Jesucristo no hubiera resucitado, habría sido un simple ser humano, pero el hecho de que haya resucitado de entre los muertos es la declaración irrefutable de que él era Dios el Hijo, la Segunda Persona de la Trinidad.
Es importante que entender que Jesús no llegó a ser Hijo de Dios al momento de su resurrección. Él siempre fue Dios el Hijo desde la eternidad (Jn. 1:1). Lo que sucedió en la resurrección es que Jesús fue confirmado como Hijo de Dios. Su resurrección fue un testimonio claro de que él era quien decía ser.
Para la cultura romana, esto era muy conocido. Los emperadores eran declarados hijos de los dioses, lo cual les daba poder y obligaba a todos los demás a obedecerles y rendirles adoración. Jesús es el Hijo de Dios y merece obediencia y adoración absolutas.
El evangelio es el mensaje divino acerca de Jesucristo, el Dios-hombre que vino para cumplir las promesas mesiánicas del Antiguo Testamento, morir en la cruz por su pueblo y ser resucitado para recibir poder y autoridad absolutos.
Al final, Pablo dice que este Jesucristo es quien le dio la gracia de servirle como enviado a predicar el evangelio.
4. La meta del evangelio (vv. 5b)
Siendo el Salvador y Rey supremo, el mensaje de Jesús tiene como objetivo que todas las naciones obedezcan al evangelio.
Es necesario definir a qué tipo de obediencia se refiere Pablo, porque más adelante expondrá que la justificación es solo en virtud de la fe en Jesucristo como el único medio de salvación. No hay méritos humanos que puedan ganar la salvación de los seres humanos.
Algunos sugieren que Pablo se refiere a la obediencia que proviene de la fe. Y es una explicación teológicamente correcta. Pero también se puede entender que el llamado del evangelio es a creer en Jesucristo para salvación. Y lo que Pablo está diciendo en la frase “obediencia a la fe” es que su misión y apostolado consisten en llamar a los gentiles a creer y confiar completamente en Jesús para alcanzar la salvación.
La palabra de fe que Pablo predica es que si una persona confiesa que Jesús es Señor y cree en él, será salva. Y ese es el llamado que Pablo hace: un llamado a creer en Jesús para salvación.
Por tanto, la meta del evangelio es llamar a todas las personas de todas las naciones a creer en Jesús y, mediante esto, glorificar a Dios en la salvación de los pecadores. La salvación es “por amor de su nombre” o para la gloria de Dios.
5. Los destinatarios del evangelio (6-7)
A continuación, Pablo pasa a hablar de los destinatarios de su carta. Pero en realidad, al ver las características espirituales de los romanos, Pablo está hablando de los verdaderos destinatarios del evangelio.
Aunque todas las personas escuchan el evangelio, hay unos destinatarios que solo Dios conoce: sus elegidos. Y en ellos se manifiestan las siguientes tres características:
a) Llamados a ser de Jesucristo
Lo primero que Pablo dice sobre los destinatarios del evangelio es que son llamados a pertenecer a Jesucristo. Los creyentes son propiedad de Jesucristo porque él los compró con su sangre (1 Cor. 6:20).
b) Amados de Dios
La otra característica que Pablo destaca es que los destinatarios del evangelio son objetos del amor redentor de Dios. Y este amor es especial, no general.
Los creyentes son objetos del amor de Dios, porque él envió a su Hijo para redimirlos de sus pecados por medio de su muerte y resurrección. Esa es la muestra más grande de amor verdadero: el sacrificio del Hijo de Dios.
c) Llamados a ser santos
La palabra “santos” significa separados o apartados para un propósito específico. Sobre esto, el pastor John MacArthur escribe lo siguiente:
“Dios ha aparato a los creyentes del pecado para consagrarlos a sí mismo, de tal manera que sean santos como Él.”
Por estas personas es que existe el evangelio. Si el Señor no hubiera elegido a algunos para glorificarse en su salvación, entregarlos como una herencia perfecta a su Hijo Jesucristo, demostrarles su amor al enviar a su Hijo a morir por ellos, y apartarlos del pecado para que vivan para su gloria, el evangelio no tendría sentido.
6) Las bendiciones del evangelio
En la segunda parte del versículo 7 encontramos las bendiciones que solo el evangelio es capaz de traer a los que creen en el nombre del Hijo de Dios y rinden sus vidas a él: la gracia y la paz.
Los griegos decían simplemente “saludos”, que viene de la palabra cairein, término relacionado con la palabra caris, que significa “gracia”. Los judíos decían Shalom que significa “paz” o bienestar integral. Pablo toma ambos conceptos y los entiende como bendiciones que solo pueden venir de Dios a través del evangelio.
La gracia de la redención y el favor continuo en la vida cristiana solo puede venir de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Lo mismo sucede con la paz verdadera, la cual para los judíos tenía el sentido de paz y bendición completas en la vida de los hijos de Dios.
Aplicación a la vida
Estudiar las Escrituras debe ser una tarea que tenga como fin último transformar nuestras vidas para la gloria de Dios. De estos versículos podemos aprender varias cosas:
- Como Pablo, nosotros también somos siervos de Jesucristo. Él es nuestro Señor y le debemos obediencia y adoración.
- Aunque no tenemos la misma autoridad de Pablo y los demás apóstoles, también hemos sido enviados a anunciar el evangelio.
- El evangelio que anunciamos es el evangelio eterno de Dios y está contenido en las Escrituras.
- Debemos ser fieles a la Biblia a la hora de predicar el evangelio.
- El evangelio trata de Jesucristo. Él es el centro.
- Jesucristo nos compró con su sangre; le pertenecemos; no vivamos para nosotros, sino para él.
- Si Dios nos ha amado tanto al enviar a su Hijo para morir por nosotros, vivamos en santidad, apartados del pecado y buscando siempre agradarle.
Oración
Señor, gracias por tu evangelio eterno que trata de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Ayúdanos a predicarlo con fidelidad, a creerlo con alegría, y a vivir para tu gloria y agradarte siempre.