Cómo Tener una Buena Vida Según la Biblia

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Todos queremos tener una buena vida. Deseamos vivir con sentido y significado. Vidas que se puedan disfrutar. Pero casi nadie sabe cómo.

Incluso los cristianos luchamos con la sensación de vacío muchas veces. Sentimos que nada de lo que hacemos produce fruto.

En incontables ocasiones, la vida parece un desierto. Y los pocos momentos que podemos disfrutar parecen espejismos más que un verdadero oasis.

Gracias a Dios, la Biblia no guarda silencio respecto a la posibilidad de vivir una buena vida. Dice que es posible hacerlo, e incluso nos da la fórmula para lograrlo.

Es importante aclarar que la Biblia no nos promete vidas alejadas de toda dificultad, pero nos dice cuál es el camino que debemos elegir para tener vidas fructíferas que agraden a Dios, vidas que podemos disfrutar.

Ese camino es el camino de la justicia. Mira lo que dice el Salmo 1:1-3:

1 Bienaventurado el hombre que no anda según el consejo de los impíos ni se detiene en el camino de los pecadores ni se sienta en la silla de los burladores.

2 Más bien, en la ley del SEÑOR está su delicia, y en ella medita de día y de noche.

3 Será como un árbol plantado junto a corrientes de aguas que da su fruto a su tiempo y su hoja no cae. Todo lo que hace prosperará.

En estos versículos está el camino para vivir una vida que agrada a Dios y nos acerca a lo que podríamos denominar la buena vida.

Este camino está compuesto por cosas que debemos evitar (v. 1) y por cosas que debemos practicar (v. 2).

Cuando evitamos y hacemos lo que el salmo nos indica, podemos experimentar la buena vida (v. 3).

Lo que debemos evitar

Lo primero que podemos notar en las palabras del salmista es que hay cosas que debes evitar si quieres tener una buena vida.

Y aquí hay una implicación importante: una buena vida no es una vida sin reglas ni límites.

No se trata de cumplirle todos los deseos a tu cuerpo. No se trata de vivir de manera irresponsable.

La buena vida no es lo que nos presentan las redes sociales: lujos, fiestas y risas sin límites, ropa de marca, viajes en yate, ganancias abundantes con poco esfuerzo, etc.

La buena vida comienza por entender nuestra responsabilidad y las consecuencias de nuestras decisiones. Si decidimos mal, nos irá mal.

Esta no es la dinámica de un Dios que se apresura a castigarnos por nuestras malas decisiones. Es una simple demostración del orden lógico de la vida que él ha establecido.

Así como un árbol cae hacia donde se inclina, nuestras vidas caen hacia donde se inclinan nuestras decisiones y hábitos.

El salmista dice que debemos evitar la influencia, los hábitos y la compañía de la gente que vive de espaldas a Dios.

Vivir según el consejo de los impíos es dejar que nuestra vida se moldee según la influencia del mundo.

Detenernos en el camino de los pecadores es exponernos a lugares, cosas o personas que representan una tentación y podrían llevarnos a pecar contra el Señor.

Sentarnos en la silla de los burladores es cultivar la amistad de personas que se burlan abiertamente de Dios.

Y si quieres tener una buena vida, debes comenzar por evitar estas cosas.

Lo que debemos practicar

Luego de indicar lo que debemos evitar, el salmista pasa a decirnos de dónde proviene una buena vida. Su énfasis está en la lectura y meditación en la Palabra de Dios.

Encontrar nuestra delicia en la ley del Señor significa entrenar nuestra mente y corazón para que la lectura de la Biblia sea un hábito dulce para nosotros.

Esto no es así de entrada, pues la lectura de la Biblia nos parece aburrida muchas veces.

Pero mediante la práctica constante de la lectura de la Palabra de Dios, podemos llegar al punto de exclamar: “¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras, más que la miel en mi boca!” (Salmo 119:103).

Si pudiéramos establecer un paralelismo con lo que dice el versículo 1, podríamos decir que la Palabra de Dios debe ser nuestra influencia, los caminos que debemos transitar deben ser los que la Palabra de Dios nos muestra, y la compañía que debemos cultivar es la de aquellos que caminan conforme a la Palabra de Dios.

Claro está, la meditación en la Palabra de Dios no es un asunto místico que no requiere mayor actividad.

Meditamos en la Palabra de Dios y nos deleitamos en ella para que ella misma ordene nuestros pasos, nuestras decisiones, nuestros hábitos… el todo de nuestra vida.

Además, este es un proceso que dura toda la vida. Por eso el salmista escribe que la meditación en la palabra de Dios es “de día y de noche”.

Hay demasiado de Dios en las páginas de la Biblia. Hay demasiada buena vida por encontrar en la Palabra de Dios. Y para disfrutar de estas cosas maravillosas necesitamos vivir en la Biblia.

Cómo luce la buena vida

El versículo 3 dice que el hombre que evita las malas influencias y se entrega de lleno a la meditación y práctica de la Palabra de Dios, será como un árbol plantado junto a corrientes de agua.

Si alguna vez has visto un árbol en un lugar árido, y también has visto un árbol junto a un río, podrás ver la diferencia.

El árbol plantado junto al río permanece siempre verde. Siempre tiene todo lo necesario. Esa es una gran imagen de una buena vida.

La buena vida luce como un árbol fructífero que produce fruto en su tiempo y sus hojas no se marchitan.

Parece demasiado optimista pensar que se puede tener una vida así, con ritmo y vitalidad. Pero se puede. Al menos, la Biblia promete que esta es una realidad en la vida del hombre piadoso.

Por último, el salmista dice que todo lo que el hombre piadoso hace prosperará. La prosperidad es un tema importante en muchos círculos cristianos.

Muchos le han dado una importancia desmedida. Pero eso no debe llevarnos a demonizar la idea de tener una vida próspera.

¿Quieres tener una buena vida? Aquí hay dos claves. Primero, apártate del mal. Segundo, busca al Señor y haz que su Palabra te guíe en todo momento.

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Diego Portillo
Diego Portillo

Diego es miembro de Iglesia Bíblica de la Gracia en Ahuachapán, El Salvador, donde sirve en la música. Posee una Licenciatura en Idioma Inglés (Opción Enseñanza) por la Universidad de El Salvador y una Maestría en Estudios Teológicos por el MINTS International Seminary.