Creados en Cristo Jesús para Buenas Obras
Hay al menos dos maneras en las que confundimos la salvación por gracia. Primero, nos cuesta aceptar que todo lo hemos recibido por gracia. Estamos acostumbrados a sentir que podemos hacer algo para obtener lo que necesitamos. Por eso, cuando la Biblia nos cuenta que somos incapaces de proveer para nosotros mismos la salvación que necesitamos, podemos llegar a sentirnos ofendidos en lugar de agradecidos.
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Segundo, ya que la salvación no nos cuesta nada, pensamos que eso significa que podemos vivir vidas marcadas por el pecado. Pero el apóstol Pablo ya abordó esto en Romanos 6:1-2: “¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?” Recibir vida espiritual y continuar viviendo en nuestras malas obras es una contradicción. El evangelio nos transforma y nos habilita para dejar el pecado y aprender a hacer el bien.
Un buen lugar para comprender estos dos problemas y comenzar a solucionarlos puede ser Efesios 2:10: Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
Somos hechura suya en Cristo Jesús
La primera parte del versículo 10 dice que «somos hechura suya, creados en Cristo Jesús». El hecho de que seamos creyentes, que tengamos salvación, es una obra de Dios solamente. No tenemos mérito alguno para obtener la salvación que Dios nos ha otorgado por su gracia. El comentarista Clinton E. Arnold escribe lo siguiente:
“Así como la creación del cielo y la tierra fue llevada a cabo por Dios sin intervención humana alguna, Pablo afirma que todos los que están en Cristo son creación de Dios [llevada a cabo sin intervención humana].”
La palabra hechura tiene un significado general referente al acto creador de Dios mediante el cual él trae a la existencia las cosas. Así lo usa Pablo en Romanos 1:20 cuando habla de que las cosas invisibles de Dios, su eterno poder y deidad, se hacen visibles por medio de las cosas creadas. Además, esta palabra también tiene un énfasis específico que denota una obra cuidadosamente preparada. Por ejemplo, nuestra palabra poema viene de la palabra griega poiema que es traducida en este versículo como hechura.
Nuestra vida espiritual y nuestra salvación no pueden ser atribuidas a nadie más que al Dios que las ha llevado a cabo por su sola iniciativa de gracia. Además, nuestra salvación y nuestra vida espiritual son parte de una obra cuidadosamente planificada y llevada a cabo por nuestro gran Dios, quien se ha empeñado en ella como lo hace un poeta al poner cada palabra en su lugar y componer una hermosa poesía.
Esta creación cuidadosa y hermosa solo puede ser llevada a cabo en Cristo. No hay otro medio por el cual el Señor pueda traer a la vida a aquellos que están muertos espiritualmente. Es en su muerte física que nosotros encontramos vida espiritual. Es en la destrucción de su cuerpo que nuestro ser completo encuentra dicha y salvación. Es en su quebrantamiento que nosotros encontramos descanso. Es solo en Cristo que la nueva creación puede ser una realidad, y nosotros somos las primicias de esa creación.
Creados para buenas obras
La segunda parte de nuestro versículo dice que fuimos «creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas». Esta frase pone delante de nosotros el propósito para el cual fuimos salvados. El Señor quiso salvarnos, traernos de la muerte espiritual a la vida en Cristo, para que le glorifiquemos caminando en las obras que le agradan.
Pablo resalta el papel correcto de las obras en la salvación: no son un requisito necesario, pero sí son un resultado necesario. El apóstol Pedro escribió en su primera carta que el Señor nos ha dado «todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad» (1 Pe. 1:3-4). En otras palabras, tenemos todo lo necesario para vivir piadosamente. Por tanto, Pedro nos llama a la diligencia en la vida cristiana, para añadir estas virtudes a nuestra vida (1 Pe. 1:5-7). Según el Señor Jesucristo, fuimos creados y salvados para hacer buenas obras que glorifican al Padre (Mt. 5:16).
La manera en que Clinton E. Arnold resume la enseñanza de Efesios 2:1-10 es excelente:
Mientras que antes de tener una relación con Cristo los creyentes estaban controlados por fuerzas demoníacas poderosas, ahora han sido liberados y capacitados para vivir de la manera que Dios ha diseñado para ellos. No solo existe la esperanza de romper con los patrones de comportamiento pecaminoso (tales como ira, inmoralidad sexual, avaricia); también existe la expectativa de que lo haremos porque este es el propósito para el que Dios nos ha creado para gloria suya.
Notas:
Arnold, C. E., & Haley, J. (Eds.). (2016). Efesios. (B. F. Fernández, Trad.) (1a edición). Barcelona, España: Andamio.