4 Pasos para Enseñar la Biblia: El Ejemplo de Esdras 7:10

¡Comparte esta lectura con tus amigos!

Enseñar la Palabra de Dios a otros es tanto un privilegio como una responsabilidad. Como privilegio, debemos llevar a cabo la tarea con agradecimiento al Señor, por permitirnos ser portadores de su Palabra de salvación y edificación, a pesar de que no lo merecemos (Ef. 3:8). Como responsabilidad, debemos cumplir esta tarea con un temor santo, ya que hablamos como de parte de Dios y delante de Dios (2 Cor. 2:17).

Cada vez que nos paramos frente a otros para predicar o enseñar la Biblia, debemos tener en cuenta que nuestros oyentes conocerán al Dios de la Biblia o a un dios falso, dependiendo de lo que nosotros les prediquemos y enseñemos. Por esta razón, uno de los consejos más importantes en todo curso de predicación es que debemos predicar la Biblia y no nuestras propias opiniones. Este principio está basado en la demanda del apóstol Pablo a Timoteo:

En la presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a los vivos y a los muertos, por Su manifestación y por Su reino, te encargo solemnemente: Predica la palabra.

2 Timoteo 4:1-2

Este pasaje pone delante de nosotros la seriedad de la tarea que Dios le ha encargado a aquellos que predican y enseñan la Biblia. Es un encargo santo y solemne que hemos recibido de parte del Señor, por lo que debe cumplirse en total dependencia del Espíritu Santo y con una consciencia clara de su alta dignidad. Cuando predicamos, no estamos jugando, sino que estamos hablando en el nombre del Salvador del mundo, el Señor de toda creación, el Juez perfecto que «juzgará a los vivos y a los muertos, por su manifestación y por su reino».

Cuando pienso en esto, no puedo evitar recordar el ejemplo de Esdras. No es casualidad que Dios usó a este sacerdote y escriba para traer un verdadero avivamiento al pueblo de Israel, luego de una larga cautividad. Digo que no es casualidad, porque antes del avivamiento que el Señor trajo a su pueblo, algo había sucedido con en su vida. Considera lo que dice Esdras 7:10:

«Porque Esdras había preparado su corazón para escudriñar la ley del SEÑOR y para cumplirla, a fin de enseñar a Israel los estatutos y los decretos.»

Esdras 7:10

En su vida y ministerio, hay cuatro lineamientos sencillos sobre cómo llevar a cabo un ministerio de predicación y enseñanza adecuadamente. Esdras había seguido una progresión en su ministerio de enseñanza, la cual vamos a resumir en cuatro pasos.

Paso 1. Prepara tu corazón

Lo primero que aprendemos de Esdras es que «había preparado su corazón». Otras versiones más modernas dicen que Esdras se había «dedicado por completo» a la tarea que tenía por delante (NVI). Esto nos habla de una entrega total por parte de Esdras a la tarea de estudiar, poner en práctica, y enseñar la ley del Señor.

He aquí el fino carácter de un ministro de Dios: Se prepara, se fija, se propone y se determina con su corazón (con todas sus facultades y afectos) a buscar la ley de Dios, y a cumplirla él mismo, para estar debidamente capacitado para enseñar sus estatutos y juicios…

Adam Clarke, Comentario sobre Esdras 7:10 en «The Adam Clarke Commentary».

Preparar el corazón es el primer paso, la fase indispensable, ya que la tarea de la predicación y enseñanza no es una tarea que se pueda cumplir si no se ama. No se trata de un ejercicio solamente intelectual (aunque definitivamente envuelve el intelecto), sino de un ejercicio espiritual transformador.

Preparamos nuestro corazón cuando decidimos que la tarea que tenemos por delante es importante y prioritaria. Preparamos nuestro corazón mediante la oración y la meditación en las verdades de la Biblia. Se trata de una decisión consciente, una apreciación genuina por el privilegio y responsabilidad de predicar y enseñar.

Este primer paso debe acompañarnos a lo largo de las tres etapas subsecuentes de nuestro ministerio de predicación y enseñanza: estudio, práctica, proclamación.

Paso 2. Estudia diligentemente

Lo primero para lo que Esdras había preparado su corazón era para «estudiar la ley del Señor». Esdras era un «escriba diligente en la ley de Moisés» (7:6), por lo que el estudio de la Palabra de Dios tenía una alta prioridad en su vida.

Esto quiere decir que había hecho de la investigación de la ley la vocación de su vida, para introducirla en la vida de la asamblea.

Carl Friedrich Keil y Franz Delitzsch. Comentario al Texto Hebreo del Antiguo Testamento. Editorial CLIE, 2008, p. 1301.

Si queremos imitar a Esdras y que la mano del Señor esté con nosotros, debemos entregarnos por completo al estudio de la Biblia. Por tanto, la próxima vez que te toque predicar, recuerda que no lograrás el objetivo de que la iglesia conozca a Dios de verdad, si solamente has dedicado una hora al estudio de las Escrituras, habiendo tenido semanas completas para hacerlo.

Claro está que estudiar la Palabra de Dios con diligencia implica un esfuerzo y un compromiso serio. Es necesario que hagamos los esfuerzos necesarios por comprender las Escrituras tan bien como nos sea posible.

Para esto, deberemos leer varias veces nuestro pasaje bíblico, leer el contexto inmediato del pasaje, comprender el capítulo, la sección, y el libro completo si es necesario. Debemos hacer todo esto tomando notas, usando sanas reglas de interpretación bíblica, consultando comentarios bíblicos, etc.

Paso 3. Vive fielmente

Lo segundo para lo que Esdras había preparado su corazón era para «cumplir» la ley del Señor, es decir, ponerla en práctica.

Uno de los mejores elogios que se le pueden hacer [a Esdras] es que se dedicara a estudiar, observar y enseñar la Torá. No era sólo una persona que estudiaba porque le gustaba estudiar; su estudio le motivaba para enseñar. Pero tampoco era alguien que simplemente estudiaba y enseñaba para luego enrollar su pergamino al final de la jornada laboral y olvidarse de su enseñanza. Más bien, era una persona que vivía de acuerdo con lo que leía y enseñaba. Practicaba la Torá.

John Goldingay

Imagina esta situación: Por alguna razón, siempre has tenido lucha con la mentira. Mientes constantemente. En tu preparación para enseñar la Biblia, encuentras en la Biblia que la mentira ofende al Señor. Luego, simplemente te paras delante de tus oyentes para decirles que no mientan, sin antes haber tratado tu propio pecado.

¿Crees que tu ministerio de enseñanza será eficaz? Esdras estaba dedicado completamente a poner en práctica lo que había estudiado en la Ley del Señor. Y nosotros debemos hacer lo mismo.

Al estudiar las Escrituras, no debemos simplemente tener la intención de predicar o enseñar, sino principalmente de aprender y poner en práctica lo que ellas nos enseñan. Ten en mente que las vidas de tus oyentes serán transformadas, muchas veces, en la medida en que la vida del predicador lo sea. O al menos, el Espíritu Santo se agradará más en obrar por medio de la predicación de un maestro fiel que de una persona que enseña sin poner en práctica.

Paso 4. Enseña confiadamente

Una vez hemos estudiado y puesto en práctica la Palabra de Dios, estaremos listos para compartir la Biblia con otros. Y aunque esto nos parece duro, lo más seguro es que solo entonces lo estemos.

La predicación es la etapa final de un ministerio de enseñanza efectivo. Lo primordial con nuestro estudio es poder conocer al Señor por medio de su Palabra. Al conocerle, podremos decir sin temor: «Este es nuestro Dios; esto le agrada, y esto le ofende.»

No es competente para ser maestro aquel que no ha dado evidencias fidedignas de aferrarse a la Palabra tanto en la disciplina de estudiarla como en la disciplina de ponerla por obra. Este el gran requisito para todo líder espiritual: (1) competencia en el conocimiento y manejo de las Escrituras, y (2) fidelidad en su vivencia. En otras palabras, debe “retener la palabra fiel que es conforme a la enseñanza, para que sea capaz también de exhortar con sana doctrina” (Tito 1:9).

David F. Burt. Esdras. Andamio; Libros Desafío, 2014, p. 368.

Mi oración por ti (¡y por mí!) es que consideremos la seriedad de la tarea de predicar y enseñar la Palabra de Dios, y que procuremos, con la ayuda del Espíritu Santo, imitar el ejemplo de Esdras para enseñar la Palabra de Dios de manera que glorifiquemos su Nombre y edifiquemos a su Iglesia.

¡Comparte esta lectura con tus amigos!
Diego Portillo
Diego Portillo

Diego es miembro de Iglesia Bíblica de la Gracia en Ahuachapán, El Salvador, donde sirve en la música. Posee una Licenciatura en Idioma Inglés (Opción Enseñanza) por la Universidad de El Salvador y una Maestría en Estudios Teológicos por el MINTS International Seminary.