5 Lecciones Poderosas del Libro “Hábitos Atómicos” de James Clear
Creo que los cristianos estamos llamados a ser productivos. La Biblia nos llama a glorificar al Padre por medio de nuestras buenas obras (Mateo 5:16), aprovechar bien el tiempo (Efesios 5:16), ocuparnos en las buenas obras que el Señor preparó de antemano para nosotros (Efesios 2:10), e incluso a ser un pueblo celoso de buenas obras (Tito 2:4). Por eso me interesa bastante el tema de los hábitos y la productividad.
Si también te interesa el contenido sobre productividad, seguramente has oído hablar del libro Hábitos Atómicos: cambios pequeños, resultados extraordinarios, de James Clear. En pocas palabras, la idea principal del libro es que pequeños cambios pueden generar grandes diferencias en tu vida. Al igual que un átomo, la unidad más pequeña de la materia, puede liberar una energía sorprendente, los pequeños hábitos pueden desencadenar un cambio total en tu vida.
Así que, si aún no lo has leído, deberías hacerlo (puedes comprarlo aquí)… Pero si quieres empezar a considerar algunas ideas del libro, aquí te presento 5 lecciones poderosas de Hábitos Atómicos.
1. Los pequeños cambios son la clave.
En el capítulo 1, Clear presenta el concepto de la “regla del 1%”.
La diferencia que puede suponer una pequeña mejora a lo largo del tiempo es asombrosa. Así es como funciona el cálculo: si consigues mejorar un 1 % cada día durante un año, al final habrás mejorado treinta y siete veces. Por el contrario, si empeoras un 1 % cada día durante un año, acabarás casi en cero. Lo que comienza como una pequeña victoria o un pequeño revés se acumula hasta convertirse en algo mucho más grande.1
No puedo evitar pensar en la frustración que todos sentimos en febrero o marzo, cuando nos damos cuenta de que no hemos logrado implementar ni mantener los grandes cambios positivos que nos propusimos con los propósitos de Año Nuevo.
Pero tal vez, solo tal vez, deberíamos enfocarnos en pequeños hábitos en lugar de grandes cambios. Puede parecer insignificante, pero a largo plazo puede tener un impacto profundo en tu vida, tanto para bien como para mal.
2. Para cambiar de verdad, enfócate en sistemas, no en metas.
Clear nos cuenta cómo dejó de enfocarse en metas y comenzó a enfocarse en los sistemas que le permitirían alcanzar esas metas:
Durante muchos años, así era como yo también abordaba mis hábitos. Cada uno era un objetivo que debía alcanzar. Me fijaba metas para las notas que quería sacar en la escuela, para los pesos que quería levantar en el gimnasio, para los beneficios que quería obtener en los negocios. Tuve éxito en algunos, pero fracasé en muchos otros. Con el tiempo, empecé a darme cuenta de que mis resultados tenían muy poco que ver con los objetivos que me fijaba y casi todo que ver con los sistemas que seguía.2
Ese cambio lo llevó a descubrir lo siguiente:
Los objetivos tienen que ver con los resultados que quieres alcanzar. Los sistemas tienen que ver con los procesos que conducen a esos resultados.
Y pasa a ejemplificar:
Si eres entrenador, tu objetivo puede ser ganar un campeonato. Tu sistema es la forma en que reclutas jugadores, gestionas a tus entrenadores asistentes y diriges los entrenamientos.
Si eres empresario, tu objetivo puede ser crear un negocio millonario. Tu sistema es la forma en que pruebas ideas de productos, contratas empleados y llevas a cabo campañas de marketing.
Si eres músico, tu objetivo puede ser tocar una nueva pieza. Tu sistema es la frecuencia con la que practicas, cómo desglosas y abordas los compases difíciles y tu método para recibir comentarios de tu instructor.3
Avanzar en nuevos hábitos es clave para mantenerse motivado. Es muy frustrante sentir que no progresamos en lo que es importante para nosotros. Sin embargo, tal vez deberíamos cambiar nuestra perspectiva. Las metas son buenas para marcar una dirección, pero los sistemas son mejores para avanzar. Un sistema es un proceso que sigues consistentemente, sin importar cómo te sientas o cuán motivado estés. Cuando te enfocas en construir buenos sistemas, tus hábitos se cuidan solos.
3. Hazlo obvio, atractivo, fácil y satisfactorio.
He leído muchas veces que el cambio es doloroso. También he leído que el dolor de la disciplina es más tolerable que el dolor del arrepentimiento. Creo que ambas cosas son ciertas, aunque Clear básicamente enseña que el cambio no tiene por qué estar desprovisto de placer. En otras palabras, podemos recorrer el camino hacia una mejor vida y disfrutar el viaje.
Clear presenta cuatro leyes del cambio de comportamiento en secciones del libro que abarcan varios capítulos. Para formar un hábito, debes reunir los siguientes elementos:
Señal (Cue). Una señal es un disparador que le indica a tu cerebro entrar en modo automático y realizar un hábito. Ejemplo: Terminas de cenar y tu fregadero está lleno de platos.
Anhelo (Craving). Un anhelo es la sensación de querer o necesitar realizar el hábito. Los anhelos son causados por una combinación de dopamina (un neurotransmisor que juega un rol en la motivación y la recompensa) y endorfinas (hormonas que producen placer). Ejemplo: Anhelas la sensación de tener una cocina limpia y la satisfacción de completar una tarea.
Respuesta (Response). La respuesta es el comportamiento en sí, el hábito que realizas. Ejemplo: Empiezas a lavar los platos.
Recompensa (Reward). La recompensa es la sensación de satisfacción o placer que obtienes al realizar el hábito. Ejemplo: Disfrutas del proceso de limpiar y experimentas un sentido de logro cuando los platos están listos.
Para crear un nuevo hábito, debes hacer que la señal sea obvia, el anhelo atractivo, la respuesta fácil y la recompensa satisfactoria.
4. Alinea tu identidad con tus hábitos.
Siempre que he fallado en crear o mantener un hábito, ha sido porque no estaba convencido de que yo era “esa persona”. Por ejemplo, he fallado en ponerme en forma porque no estoy convencido de que mi identidad sea la de una persona saludable o atlética. Seguro que tú podrías listar tus propias experiencias con esta falta de identidad. Clear argumenta que la clave para un cambio duradero es enfocarse en convertirte en el tipo de persona que naturalmente encarna los hábitos que quieres desarrollar:
El verdadero cambio de comportamiento es un cambio de identidad. Es posible que comiences un hábito por motivación, pero la única razón por la que lo mantendrás es porque se convierte en parte de tu identidad. Cualquiera puede convencerse a sí mismo de ir al gimnasio o comer sano una o dos veces, pero si no cambias la creencia que hay detrás del comportamiento, es difícil mantener los cambios a largo plazo. Las mejoras son solo temporales hasta que se convierten en parte de quien eres.4
5. No falles dos veces seguidas.
Supongamos que te has propuesto trabajar a ciertas horas todos los días, ir al gimnasio por la mañana o leer 10 páginas de un libro antes de dormir cada noche. Si fallas una vez, está bien. Todos podemos fallar. Pero si fallas dos veces seguidas, sabes que tu nuevo hábito está en riesgo.
Clear afirma que la clave de la consistencia es no fallar dos veces seguidas:
A veces falto a un entrenamiento, pero no voy a faltar a dos seguidos. Quizás me coma una pizza entera, pero luego seguiré con una comida saludable. No puedo ser perfecto, pero puedo evitar un segundo desliz. Tan pronto como termina una racha, empiezo con la siguiente. El primer error nunca es el que te arruina. Es la espiral de errores repetidos que le sigue. Fallar una vez es un accidente. Fallar dos veces es el comienzo de un nuevo hábito.5
Estas son solo algunas de las muchas lecciones valiosas que se pueden aprender de Hábitos Atómicos. Si estás decidido a hacer cambios duraderos en tu vida, te recomiendo encarecidamente leer este libro.
Clear, James. Atomic Habits (Posición en Kindle 239-241). Edición de Kindle.
Íbid. (Posición en Kindle 339-342). Edición de Kindle.
Íbid. (Posición en Kindle 343-348). Edición de Kindle.
Íbid. (Posición en Kindle 466-469). Edición de Kindle.
Íbid. (Posición en Kindle 2338-2342). Edición de Kindle.



