3 Claves Bíblicas para una Verdadera Noche Buena
En estas fechas festivas, es muy fácil perder el rumbo de nuestro corazón y el enfoque de la fiesta. Vivimos en una cultura que nos vende una “Noche Buena” de película. La cena perfecta, la decoración impecable, los regalos soñados y la familia sonriendo en armonía alrededor de la mesa. Y aunque disfrutar de estas cosas no es pecado, considero que el peligro está en creer que eso es lo que hace que la noche sea buena.
Si somos honestos, muchas veces llegamos al 24 de diciembre agotados, estresados por los preparativos y, en ocasiones, con el corazón vacío en medio de la abundancia material. Pero debemos preguntarnos: ¿qué es lo que realmente hace que esta noche sea “buena” a los ojos de Dios? No es la calidad del pavo ni la cantidad de regalos. Una verdadera Noche Buena es una noche teocéntrica; es decir, una noche donde Dios es el centro de todo, no nuestras tradiciones o circunstancias. Pensando en eso, quiero compartirte 3 claves bíblicas para reenfocar tu corazón esta noche y celebrar para la gloria de Dios.
1. Pon tus ojos en Jesús, no en la cena
A menudo tratamos la Navidad como un “evento” en el calendario que hay que gestionar. Desde que inicia el último mes del año, nos llenamos de tareas, compras, eventos y tantas cosas que nos preparan para el 24 de diciembre. En nuestra mente, nos estamos preparando para un día, para un evento. Pero la Biblia nos recuerda que la Navidad se trata de una Persona divina irrumpiendo en la historia humana. Si acaso, ese es el verdadero evento que celebramos.
En Lucas 2:9-11, el ángel no les anuncia a los pastores una fiesta, sino un nacimiento:
9 De repente, apareció entre ellos un ángel del Señor, y el resplandor de la gloria del Señor los rodeó. Los pastores estaban aterrados, 10 pero el ángel los tranquilizó. «No tengan miedo—dijo—. Les traigo buenas noticias que darán gran alegría a toda la gente. 11 ¡El Salvador—sí, el Mesías, el Señor—ha nacido hoy en Belén, la ciudad de David!». (NTV)
Para tener una verdadera Noche Buena, necesitamos quitar la mirada de la cena y ponerla en el Salvador que nació. Si tu celebración gira en torno a cómo te sientes, a la nostalgia o a la comida, creo que te perderás lo más importante. Por eso, como recomendó nuestro pastor el pasado domingo, antes de servir la comida, tómate un momento para leer las Escrituras y orar, ya sea con tu familia, amigos, o en soledad. Recuerda que esta noche no es simplemente para comer, sino para celebrar que el Rey del universo se hizo hombre para salvarnos.
2. Celebra la gracia, no el mérito
Me gustan mucho las películas de navidad. La música, el ambiente festivo, la sensación de descanso después de un año de trabajo, los regalos si te portaste bien, todo es muy bonito. Por cierto, esto último me llama particularmente la atención. La pregunta a los niños es: ¿Fuiste un niño bueno este año? ¿Te portaste bien todo el año? En el sentido positivo, es un buenísimo incentivo para portarnos bien. Pero también podemos extraer un punto teológico importante:
El mundo celebra la Navidad basándose en el mérito. Pero el Evangelio celebra la Navidad basándose en la gracia inmerecida de Dios hacia los pecadores.
La razón por la que Jesús vino no fue porque el mundo fuera un lugar idílico esperándolo con los brazos abiertos. Él vino porque estábamos perdidos.
“Y tendrá un hijo y lo llamarás Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.” (Mateo 1:21 NTV)
Esta noche es “buena”, no porque nosotros seamos buenos, sino porque Dios fue bueno con nosotros al enviarnos al Único que podía solucionar nuestro mayor problema: el pecado que nos separaba de nuestro Creador. Entender esto nos quita la presión de tener una noche “perfecta”. Incluso si la cena se quema o hay tensión familiar, la gracia de Dios sigue siendo suficiente y Jesús sigue siendo el Salvador. Incluso si no te portaste muy bien este año, esta noche es una oportunidad para volver al trono de la gracia y celebrar que tenemos acceso a todas las bendiciones de Dios por el mérito de su Hijo Jesucristo.
3. Convierte la celebración en adoración
Comer y beber. Creo que pocas cosas definen tan bien las festividades de la víspera de Navidad. El 24 de diciembre es una noche en la que las familias se reúnen alrededor del mundo para comer algo delicioso. Y es justamente el comer y el beber lo que el apóstol Pablo usó para llamarnos a consagrar toda nuestra vida a la gloria del Señor:
“Así que, sea que coman o beban o cualquier otra cosa que hagan, háganlo todo para la gloria de Dios.” (1 Corintios 10:31 NTV)
Estas palabras nos recuerdan que, finalmente, el propósito de todo lo que hacemos, incluida la cena de Noche Buena, es la gloria de Dios. Si hoy comes, bebes, regalas, bailas, abrazas, compras, o haces cualquier otra cosa, hazlo para la gloria de Dios. Disfruta la comida dando gracias al Proveedor, no solo al cocinero. Disfruta la compañía de tu familia amándolos como Cristo te amó a ti. Ten conversaciones que edifiquen y apunten a la bondad que el Señor le ha mostrado a tu familia este año.
Después de conocer al Salvador, los pastores en Lucas 2:20 regresaron “glorificando y alabando a Dios por lo que habían visto y oído”. La Navidad debe despertar en nosotros una adoración genuina por las cosas que el Señor ha hecho por nosotros. Esa debe ser nuestra meta al terminar la noche. Que nuestros corazones terminen más llenos de asombro por Dios que nuestros cuerpos de comida. 😉
¡Feliz nochebuena!
Querido lector, mi deseo para ti no es solo que tengas una “feliz” Navidad según los estándares del mundo, sino que tengas una Verdadera Noche Buena. Una noche donde Cristo sea exaltado, donde la gracia de Dios sea saboreada y donde Dios reciba toda la gloria por su favor a nuestras vidas. Que en medio del ruido, tu corazón pueda descansar en la paz de Aquel que nació para reconciliarnos con el Padre.


